Una travesía por el Atlántico, una escala en nuestras costas, y la sensación de haber encontrado un lugar en el mundo, terminaron generando esta hermosa residencia, cuyo principal encanto es precisamente la forma en que cada sala se desarrolla hacia un jardín interior muy elaborado, conectado visualmente con los demás ambientes, y logrando la mejor orientación para recibir los rayos del sol en invierno, algo que llamó la atención a estos clientes de latitudes casi polares.
Carlos Rivero
2011
Playa Verde, Piriápolis
512 m2